El coronavirus está cambiando la vida en el planeta y traerá consecuencias una vez superada la pandemia. Los expertos aseguran que -al menos durante un tiempo- será necesario adoptar medidas para evitar contagios. Esta nueva normalidad también habrá de aplicarse al transporte público, especialmente teniendo en cuenta que está concebido para acoger a muchas personas en espacios relativamente reducidos, una práctica que puede ser de riesgo mientras duren los ecos de la pandemia.
Hoy charlamos con Jesús Herrero, secretario general de Atuc Movilidad Sostenible, para hacerle algunas preguntas sobre la situación actual de la crisis del COVID-19 y las medidas que propone Atuc para minimizar el impacto.
Tras varios años al frente de la asociación como secretario general de Atuc, ¿cuál es su balance al respecto?
Mis años en Atuc han consistido en la continuación y la expansión de los proyectos puestos en marcha por mi antecesor, Fidel Angulo, y Miguel Ruiz como presidente. Afortunadamente, poco a poco la sociedad va teniendo una mayor consciencia de la necesidad del cambio modal, lo que implica un campo de actuación más extenso para nuestra asociación. Hemos continuado avanzando en los tres pilares fundamentales que inspiran la actividad de la asociación: la relación con la administración para temas legislativos y normativos, la circulación de conocimiento entre nuestros asociados y la promoción del transporte público como pieza central de un nuevo modelo de movilidad.
¿Cuál es la máxima prioridad de cara a la desescalada para el sector del transporte público?
La máxima prioridad para el sector es satisfacer de manera rigurosa las necesidades de movilidad de nuestros usuarios. La prioridad no cambia, sigue siendo la misma, lo que cambia es la necesidad de acoplarse a la situación haciendo que el transporte público sea un entorno seguro sanitariamente ofrecido con una frecuencia que permita la mayor “esponjosidad” del aforo. De cara al interior de las empresas, proporcionar un entorno para los empleados igualmente seguro.
¿Cómo se prevé la evolución del transporte público a medio y largo plazo en nuestro país? ¿Cuáles son las principales preocupaciones de Atuc a este respecto?
A largo plazo, y por largo plazo entendemos entre un año y un año y medio, confiamos que la situación habrá revertido por el simple hecho de que para entonces la pandemia estará más dominada y las necesidades de movilidad de los ciudadanos serán, en un principio, similares.
En el corto y medio plazo, el pasaje irá subiendo de forma escalonada conforme se recupere la actividad económica y social. Conforme vayamos pasando a fases superiores en las cuales, tras la obligatoriedad del uso de la mascarilla en el transporte público, se permitirá aumentar la ocupación. De todas formas, con la recesión económica y la consecuente tasa de paro incrementada, el volumen de pasaje se verá afectado.
¿Qué medidas propone Atuc como vía para minimizar el impacto económico de la crisis del COVID-19 en el transporte público?
Teniendo en cuenta que el servicio que prestan nuestras empresas es básico, un servicio público fundamental encargado de garantizar la movilidad de las personas, las medidas que se adopten para asegurar su sostenimiento deben estar a la altura. Es lo que estamos defendiendo ante el Gobierno. En las últimas semanas hemos solicitado medidas urgentes
como el establecimiento directo de una línea de financiación que dote de liquidez a nuestras empresas o el aplazamiento de las cotizaciones a la Seguridad Social. En estos momentos, la administración ha confirmado la creación de un fondo de compensación para el transporte urbano y metropolitano y estamos a la espera de conocer sus detalles.
La pandemia del coronavirus ha hecho que empresas, trabajadores y usuarios tengan que adoptar cambios profundos en relación al uso del transporte público. ¿Considera que algunos de esos cambios han venido para quedarse incluso una vez superada la crisis sanitaria?
Es difícil pronunciarse al respecto en este momento en el que seguimos inmersos en esta crisis sanitaria y la ciencia todavía tiene un conocimiento limitado sobre el coronavirus. Sin embargo, no cabe duda de que una vez superada la pandemia la experiencia vivida nos servirá para mejorar.
Se está fomentando recomendaciones a la población como el uso del coche privado en los desplazamientos en detrimento del transporte colectivo. ¿Qué opina Atuc al respecto? Si esto se cumple, ¿qué soporte de la administración necesitaría Atuc para gestionarlo?
Estamos viendo con preocupación los mensajes destinados a incentivar el uso del vehículo privado en detrimento del transporte público colectivo. Son declaraciones que desgraciadamente generan confusión y provocan desafección hacia el transporte público. El sector, como no podría ser de otra manera, ha cumplido y está cumpliendo estrictos protocolos y medidas de seguridad para proteger tanto a los usuarios como a los trabajadores. Es, en definitiva, completamente seguro. Y, por supuesto, es la alternativa sostenible, la mejor alternativa posible. Ese es el mensaje que debería y debe transmitirse. Si no fuera así, volveríamos al punto de partida solo que de forma exagerada. Es decir, centros de las ciudades absolutamente congestionados y niveles de polución intolerables con lo que habríamos conseguido, en vez de uno, dos focos de enfermedad.
Por último, ¿En qué podría la flexibilidad y experiencia de la industria carrocera ayudar a Atuc a generar más confianza en la movilidad colectiva?
La industria carrocera es la que proporciona a los operadores la herramienta básica para desarrollar el trabajo que tienen encomendado y es, además, la que tiene el máximo conocimiento sobre los vehículos. Por ello, su experiencia y flexibilidad son cualidades fundamentales a la hora de afrontar las necesidades específicas del servicio que se presta y asegurar su desarrollo con plenas garantías.